Hace ya bastante años, en 1995, Yoshifumi Kondo dirigió “Suspiros del corazón”, la primera película pensada para cines en la que el puesto de director era ocupado por alguien ajeno al tándem habitual (Miyazaki y Takahata). El resultado fue un rotundo éxito de crítica y público, Ghibli parecía tener un brillante futuro por delante… pero desgraciadamente murió un par de años después de un problema cerebral.
En los últimos años le han dado bastantes oportunidades a nuevos directores: Hiroyuki Morita con “Haru en el reino de los gatos” y Goro Miyazaki con la muy decepcionante “Cuentos de Terramar” (y la futura “From up on Poppy Hill”, que ha cosechado muy buenas críticas). Da igual lo que se haga, los zapatos de Hayao Miyazaki e Isao Takahata parece que siguen siendo muy difíciles de llenar.
Lo cual nos lleva al año 2010 y a Hiromasa Yonebayashi, un tipo con una trayectoria como animador muy buena (Serial Experiments Lain, La princesa Mononoke, Jin-roh, El viaje de Chihiro, Ponyo en el acantilado…) y que se ha convertido en el miembro más joven del estudio en dirigir una película, con 38 años. ¿Puede ser él uno de los que tomen el relevo generacional del estudio?
La acción sucede en los alrededores de una pintoresca casa de campo. Un joven llega en coche para pasar unos días tranquilo en ella, y en su primer día ve lo que parece ser una pequeña persona en el jardín. Debajo de la casa, tienen construida su vivienda una familia de “gente pequeña” (apenas 10 centímetros), que hacen pequeñas incursiones en la casa para tomar prestado aquello que necesitan. Por su tamaño y modo de vida, tratan por todos los medios de no ser vistos por los seres humanos. La hija de la familia, Arrietty, entra en contacto con el chico y empiezan a surgir diferentes problemas.
Hay también de fondo durante toda la película un tema que probablemente es más importante que lo que les sucede a los personajes: la supervivencia de toda una especie tan pequeña que debe vivir oculta para seguir adelante. Es una cuestión tan importante que dicta la dirección de todo el film, y esquiva así el caer en la sensiblería mas tontorrona tipo “todos somos iguales, vivamos en paz y harmonía” que tanto suele abundar en las películas destinadas a todos los públicos.
No creo que tenga problemas de ritmo, aunque me consta que suele gustar más la primera parte del metraje que la segunda. No ha sido mi caso. Son precisamente esos temas que se remarcan en la segunda parte los que más llamativos me resultaron, porque son más grandes que los propios personajes.
Sobre la calidad técnica no creo que haga falta a estas alturas repetir el consabido “El estilo artístico es impresionante” o “La calidad de la animación es admirable”, es el estudio Ghibli a fin de cuentas y cumple de sobra en esos apartados incluso en sus peores producciones. Un detalle a destacar es lo peculiar que se hace la banda sonora de Cecile Corbet (artista francesa de estilo muy pastoral) que no solo proporciona la atmosfera apropiada a la película, sino que le da un toque muy distintivo respecto al resto de la filmografía Ghibli, con mucha personalidad.
Aurum ya ha anunciado su lanzamiento en DVD y Blu-ray para comienzos del próximo año (y mientras, relanza “El castillo en el cielo” en Blu-ray (esto lo comentaré en una próxima entrada de lanzamientos en formato doméstico, que hay bastantes cosillas interesantes).
1 comentario:
Yo tengo una queja muy grande sobre el lanzamiento en cines de esta peli, a saber, que no se ha proyectado en versión original en absolutamente ninguna sala de Madrid, algo que no sucedía con Ghibli desde "La princesa Mononoke". En algunas cosas progresamos, y en otras vamos hacia atrás como los cangrejos.
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