El tomo está compuesto por dos historias diferentes, que no tienen ninguna relación entre si más allá de la época en que ocurren:
-”Between heaven and hell” Sobrevolando la capital imperial.
-“97 Overdrive” La estepa de Manchuria.
Tras cada historia vienen algunas páginas sobre su creación y datos técnicos de las máquinas de guerra que aparecen.
La primera de las narraciones se centra en la lucha aérea que los japoneses mantuvieron al final de la guerra contra los celebres B-29 (llamados “la Fortaleza Voladora”). Estos enormes aviones tenían el único propósito de arrojar un elevado número de bombas sobre la capital nipona, tratando de provocar el mayor número de destrozos posible (aunque con una precisión bastante baja). Los protagonistas despegan para interceptar y derribar ese tipo de aviones, pero sus recursos escasean y apenas les quedan un par de aviones Gekko (más pequeño, pero rápido y maniobrable). Cuando uno de los Gekko es derribado por un nuevo tipo de avión Americano, ampliamente superior al Gekko japonés, deberán ingeniárselas para poder hacerle frente.
Es una historia relativamente convencional, con un tono bastante agridulce. Las batallas aéreas están muy bien dibujadas y es muy fácil distinguir los modelos a aviones. En la parte dramática los personajes no acaban de tener demasiado interés, es un relato muy corto y da la sensación de que se hubiese beneficiado de algo más de longitud. La conclusión es buena, pero resulta algo brusca.
La segunda historia narra algo totalmente diferente. Ocurre en una localización que muchos occidentales tendemos a mirar muy por encima: Manchuria. Cuando la guerra daba sus últimos coletazos, el ejercito soviético atacó expulsando a los japoneses del territorio (y el alto mando Japonés acabó abandonando a un buen número de soldados). En medio de esa situación los protagonistas de la historia se encuentran casualmente en un cruce: un anarquista que da por perdida la guerra, un teniente que tuvo que abandonar su puesto de vigilancia, una enfermera militar y un par de soldados que se han hecho con un tanque soviético.
Contrariamente a lo que pasaba en la primera historia, en esta ocasión los personajes son muy interesantes y cada uno tiene una forma diferente de pensar y afrontar la situación. El anarquista solo está preocupado por rescatar a su chica y le importa poco luchar por su país, mientras el teniente se aferra a su honor como Japonés incluso sabiendo que la guerra está perdida. Es un grupo muy peculiar, pero tienen un propósito común que les hace cooperar.
En general Hagiwara dibuja bien, con formas muy redondeadas y un estilo que a ratos recuerda al habitual de los años 80. Está claro que su especialidad son los modelos mecánicos que usa en las historias, dibujados con un nivel de detalle bastante alto.
No es un gran cómic, en mi opinión. La primera historia tiene algunos problemas de ritmo y los personajes son bastante poco interesantes. La segunda es todo lo contrario, y es claramente la superior de las dos. El conjunto es una lectura agradable con dos historias “pequeñas” dentro de un conflicto mastodóntico, pero menos ambicioso quizá de lo que su titulo parecía indicar.
NOTA: Solo he empleado la portada española y los datos que vienen en el propio tomo, porque la información que hay en la red sobre este cómic es ridículamente inexistente. Lamento que haya quedado una entrada tan poco visual, pero no he podido remediarlo.
1 comentario:
No es un manga que me llame mucho la atención pero al precio que está ahora con su relanzamieto quizás le de una oportunidad...
Publicar un comentario